El club de Las Frescas

 

Bienvenidas al club de Las Frescas en el día a día.

Las mujeres de todas las edades vivimos cotidianamente experiencias que son machistas, paternalistas o son directamente abusivas, desconsideradas, discriminatorias, micromachismos meridianos o, simplemente, molestas.

Estamos tan habituadas a ellas que no las vemos. Nos parecen normales. A veces están ocultas en formas amables, aparentemente corteses.

Con las ‘prácticas frescas’ nosotras queremos conjuntar la lucidez y el sentido del humor, absolutamente necesarios ambos para no amargarnos la vida al ver la magnitud y la amplitud del velo que nos impide ver el machismo que se impone sobre nuestras vidas. ¡Vamos a crear los microfresquismos!

Lo que pretendemos con esta sesión es empezar a agudizar nuestros sentidos para detectar formas y modos de relación que pueden parecer una cosa y, en realidad, son otra. No lo dudes. Incluso puede ocurrir que los consideremos como un halago, una forma de ‘caballerosidad’, cuando en realidad son formas de relación que ‘nos ponen en nuestro sitio’, como sujetas de segunda división.

Preferimos menos amor aparente y más justicia real en la vida de las mujeres.

Las Frescas nos proponemos hacer un primer listado de conductas o expresiones socialmente habituales a las que queremos ofrecer una respuesta fresca, de modo que, sin prisa pero sin pausa, despacito, vayamos transformando esos usos y hagamos la vida más grande para las mujeres y las niñas en la vida cotidiana.

Os proponemos que traigáis anotadas esas conductas o expresiones que se os ocurran y os parezca necesario cambiar. También podemos incluir la nueva forma que os gustaría que tuviera o la respuesta oportuna que se podría dar, de manera elegante, sin enfadarnos demasiado porque sienta fatal para el cutis. Con humor y un poquito de mala leche, que siempre viene bien.

Queremos hacerlo con la frescura que nos caracteriza. Pocas palabras: hechos. No podemos ni queremos perder el tiempo con los y las resistentes que no desean participar en la fiesta de la igualdad. Seremos contundentes, con una sonrisa, como quien no quiere la cosa. ¿No nos quieren inocentes y silenciosas?, pues hala!

Tal como nos aconsejaba Rosa Luxemburgo: debemos pasar de las palabras a la acción y en esas estamos nosotras. Os dejamos aquí algunas lecturas que pueden servirnos para nuestra reflexión.

 

Lecturas interesantes para ir adquiriendo una idea acerca de la complejidad de la propuesta

Te presentamos a Gemaine Greer, la madre de todas las frescas. Una mujer sabia e irreverente que nos ha señalado a las feministas de todas las edades, con descaro y frescura, las múltiples trampas que el patriarcado y sus adláteres han diseñado y perpetuado en el día a día para tenernos a mano y suaves.

Si quieres divertirte, reflexionar y cuestionarte, lee sin falta su libro: La mujer completa (Kairós). No tiene desperdicio. Lo escribió treinta años después de La mujer eunuco (Kairós), cuando pensó que las mujeres teníamos que recuperar la indignación. Recoge una serie de ensayos en los que argumenta que las mujeres, lejos de tomar las riendas de sus destinos, se han dejado engañar y siguen obedeciendo a las reglas masculinas. Una mujer polémica donde las haya. Interesante, sin duda.

En otra línea, menos ‘fresca’ y algo más enfadada, pero lúcida y necesaria para abrir los ojos, tenemos el libro de Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna. En él recoge los ataques contra los avances de las mujeres tratando de devolverlas al ‘buen camino’ de la feminidad, la maternidad y la vida doméstica por parte de quienes consideran que los avances del feminismo suponen un camino de infelicidad para las propias mujeres y por supuesto para esposos y criaturas. Descatalogado hace un tiempo, este libro últimamente está siendo muy reivindicado para tratar de reconocer por dónde nos vienen los tiros.

Un libro muy reciente que hace un estudio exhaustivo del valor de la ira como señal de alerta ante la injusticia y como motor de cambio y agencia en la vida de las mujeres (centrada en EEUU, pero extrapolable a otros muchos países y situaciones) es el libro de Rebecca Traister recientemente editado por Capitán Swing: Buenas y enfadadas. El poder revolucionario de la ira de las mujeres. En él rastrea la ira de las mujeres desde el movimiento sufragista hasta el movimiento #MeToo y la Marcha de las Mujeres y las mil formas con las que el patriarcado ha tratado de deslegitimizar su poder, desde la ridiculización hasta la caricatura.

Una de las grandes feministas de la historia, Audre Lorde, en su libro: La hermana, la extranjera (horas y HORAS) nos habla de la importancia y la necesidad de la acción para transformar la realidad: ‘Toda mujer posee un nutrido arsenal de ira potencialmente útil en la lucha contra la opresión, personal e institucional, que está en la raíz de esa ira. Bien canalizada, la ira puede convertirse en una poderosa fuente de energía al servicio del progreso y del cambio. Y cuando hablo de cambio no me refiero al simple cambio de posición ni a la relajación pasajera de las tensiones, ni tampoco a la capacidad para sonreír o sentirse bien. Me refiero a la modificación profunda y radical de los supuestos en que se basa nuestra vida.’ ¿Nos queda claro?

Últimamente han salido al mercado una gran cantidad de libros sobre feminismo. Por su sentido del humor, su sagacidad y acierto en las propuestas destacamos dos de ellos: Curso de feminismo para microondas de Natza Farré (Now Books) y No es país para coños. Sobre la necesidad de una sociedad feminista de Diana López Varela (Península). Ambos dan respuestas, sugerencias y pueden iluminar situaciones en las que no hemos sentido sobrevolar al patriarcado.

Hace ya unos años la psicóloga Harriet Lerner escribió un libro que se titula Respuestas para mantenerse a flote. Sobre la vida y el amor (Paidós). En él la autora hace preguntas y las contesta, terminando al final con una frase a modo de resumen. Por ejemplo: ‘¡No sé decir que no! La gente no te adorará por decir que no, así que no esperes aplausos’; ‘Mi médico me abraza. Si no puedes evitar que tu médico te abrace, cambia de médico’.

 

PRÁCTICAS FRESCAS. Con lucidez y persistencia

La resistencia como práctica fresca e imaginativa:
Actos de resistencia que no son otra cosa que actos de oposición que realizamos frente a un buen número de maneras, situaciones y presiones que tratan de circunscribirnos a una vida que no deseamos para nosotras. Una forma de disentir que requiere fortaleza interior, conocimiento de lo que queremos —y sobre todo de lo que NO queremos—, redes, amigas frescas.

El poder de la huelga sexual
Desde Lisístrata (411 a.C.) mujeres de todo el mundo se han planteado la eficacia de hacer una huelga sexual como un poder femenino para equilibrar determinadas diferencias de poder.

https://www.mujerhoy.com/vivir/sexo-pareja/201704/11/janelle-monae-llama-mujeres-20170411110351.html

Esta es también la propuesta de las mujeres en la película La fuente de las mujeres de Radu Mihaileanu (2011) para conseguir que el agua llegue a la aldea y ellas no tengan que ir a por agua en condiciones inhumanas, mientras los varones quedan en la aldea tomando el té y abanicándose tranquilamente. Muy recomendable.

Hacer frente a las diferentes formas del acoso callejero

El acoso callejero es una lindeza que sufren las mujeres de muchos países, como puede comprobarse en este artículo tan interesante:
https://elpais.com/elpais/2019/04/08/planeta_futuro/1554735886_019173.html

Las mujeres de diversos países han llevado a cabo acciones para luchar contra los piropos y el acoso callejero. Veamos algunas de ellas. Hay otras muchas, por cierto.

En Marruecos diversas iniciativas como poner frases feministas en los bolsos y camisetas con mensajes también contra el acoso sexual:
https://www.elmundo.es/internacional/2018/03/08/5a9fc280ca4741fd498b45b7.html

La estupenda película Cairo 678 ( http://golem.es/elcairo678/ ) cuenta la historia de tres mujeres que se enfrentan al acoso en la línea de autobús 678 donde los hombres acosadores campan a sus anchas. La podemos ver en Filmin. Muy recomendable.

En Argentina este vídeo ha tratado de hacer reflexionar a los hombres acerca de su acoso verbal callejero:
https://www.eldiario.es/micromachismos/boludo-video-hombres-acoso_callejero_6_836126382.html

 

Pequeñas prácticas en el día a día. Estamos hartas de algunas cosas

* Queremos mear a gusto:
Los aseos de mujeres suelen dejar mucho que desear: no hay papel, están sucios, hay papeles en el suelo, charcos de agua, no hay jabón, ni papel para secarse las manos.

* Todas las mujeres somos Señoras (ellos jamás son ‘Señoritos’):
¿Cómo es posible que aún se dirijan a nosotras como ‘Señoritas’ cuando hay una clara recomendación de la UNESCO de 1999 acerca de lo inapropiado de este uso que indica nuestra situación de disponibilidad o no en el mercado sexual?

* Ya casi no se hacen talones para cobrar en el Banco, ¿por qué se pone ‘páguese AL PORTADOR’….?

* ¿Por qué nos tienen que dar besos —además DOS— señoros que no conocemos de nada? Práctica que no se produce en el caso de los hombres entre ellos…?

* Hartas de que nos echen la mano por encima cuando vamos a hacer una foto. Manitas presuntamente protectoras, fuera.

* No soy ‘guapa’, ‘niña’, ‘nena’, ‘cielo’…. En Madrid, en el barrio de Lavapiés, las mujeres han llevado a cabo una serie de divertidas acciones a favor de la libertad femenina para ser y estar, que tienen como lema: ‘No me llamo nena, me llamo Elena’:

* El orden de los apellidos. Ahí topamos con nuestros fantasmas y hay que tenerlo muy claro para transgredir la norma heteropatriarcal de poner el apellido del padre primero con la que se trataba de asegurar que los hijos e hijas eran del padre —porque de la madre, si no le pegan el cambiazo en la nurserie, seguro que son—. De manera que llegado el momento de inscribir a la criatura con nuestro apellido en primer lugar, hasta las feministas más lúcidas transigen con la norma. Ay Dios!
https://www.eldiario.es/tribunaabierta/machismo-orden-apellidos_6_602699767.html

* El diminutivo en los nombres propios: Paqui, Julita, Maripili…

3 comentarios

  1. Quiero añadir que a las profesoras de secundaria nos llaman «señorita» o seño y nos tutean. En cambio, ellos son don Manuel y de usted casi siempre. Cuando yo les planteo a mis alumnxs ¿Por qué no decis señorito Manuel? Me respondían que eso les daría risa y que siempre había sido así y que nunca podrían cambiar

  2. Un detalle sobre los aseos. En muchos bares y gasolineras, los aseos de Mujeres suelen estar cerrados y hay que pedir la llave al camarero. En cambio, los aseos masculinos están abiertos.
    Además, solamente hay cambiadores de pañales en los aseos femeninos. ¿Los hombres no saben o no pueden cambiar los pañales de un bebé?

  3. Hola frescas; tengo 69 años y sí me estoy convirtiendo en una fresca de campeonato, no me callo ni bajo el agua, las barreras destroce, cada vez me rio más de todo, lo único serio es la vida y hay que vivirla, mejor sola que msl acompañada o «protegida» para eso estoy yo

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